Estos meses están siendo muy de bares. No solo estamos con MikeBravo Café en el Café Molière, sino que vamos a cualquier bar que nos llame.
Un 50% de MikeBravo está realmente ilusionado trabajando en un lugar donde los sueños se hacen realidad. El otro 50% de MikeBravo le dice que al bar se va a trabajar. El primer 50% le da la razón, deja la cerveza y se suben en escenario a hacer la segunda cosa que mejor saben hacer, reír.
Este año hemos vuelto a participar en la gala fin de curso de la Escuela de Escritores. Lo hicimos en 2017 y lo volveremos a hacer en 2019. ¿Por qué? Podríamos decir que es nuestro trabajo. Somos unos profesionales. Lo hacemos tan bien que nos llaman siempre.
El motivo verdadero, y está feo reconocerlo, es que nos lo pasamos mejor nosotros que los asistentes. Es un placer actuar en el Palacio de Cibeles ante un público tan culto como simpático.
El 50% de MikeBravo ha sido (y es) asistente habitual de bares, antros y tugurios. Cualquier lugar donde uno se pueda embriagar con amigos y enemigos hasta perder el sentido y la dignidad. No necesariamente en ese orden.
El otro 50% de MikeBravo cuando va a un bar lo hace por otro motivo: LA COMEDIA. Este 50% de MikeBravo no bebe alcohol, por lo que arrastra a la otra mitad de la compañía a no dejarse llevar por el placer de la ingesta masiva de bebidas espirituosas.
Cuando estos dos mitades se juntan en un bar, no lo hacen por su propio placer, sino por el de los demás. El placer de la risa, Maria Luisa.
Cuando MikeBravo va a un bar a hacer comedia, lo hace de verdad. De forma responsable pero espontánea. Con orgullo pero sin soberbia. Con mucha gracia pero sin vergüenza ajena (poca, al menos)